martes, 13 de marzo de 2012

EL "ARISTOS" Y LA SOCIEDAD DE LOS HUMANOS

= EL "ARISTOS" Y LA SOCIEDAD DE LOS HUMANOS =
                  
- Planeta Tierra y Sociedad de los Humanos   – El "Aristos" hace florecer a la Sociedad    – Naturaleza y Sociedad en flor -
     * Es preciso que la Humanidad sepa:
                                                Que el planeta Tierra y la Sociedad de los Humanos, que en ella vive, es un Cuerpo Viviente. Mas no hay cuerpo, ni ser viviente sin una mente, cerebro y corazón, motor de dirección y rectoría, en el que reside el Alma, aliento vital, embrión del Espíritu, que los Humanos sois en vuestro origen, si llegáis a ser en su plenitud. Este motor, principio rector de la sociedad humana, es por su propia naturaleza el "ARISTOS", que es aquella porción natural de la Sociedad,innatamente escogida, que crea en positivo ascendente formas nuevas de vida y cultura superior a las antes de ella precedentes. Por esto el Aristos es porción de la sociedad seleccionada y selecta por naturaleza, escogida por la propia Naturaleza. Justificada y escogida en sí en función de la sociedad, en cuanto que su razón natural de ser viene determinada por la "CREACIÓN" de nuevos estadios de Cultura y Civilización superiores a los anteriores precedentes. Por este motivo la sociedad, como ser vivo, progresa y se desarrolla en cuanto que el resto de la misma no comprendido en el Aristos, aunque primero se oponga a cualquier cambio superador de su propio estadio de estatificación, conforme a la Ley, que rige a toda "masa", que de por sí es inerte, sin embargo luego asimila estas nuevas formas de vida y cultura conforme al principio de que, una vez recibido por la masa social un impacto de fuerza vitalizante y revitalizadora por la acción mutante el Aristos esta se ha de mover en el sentido que le marque éste hasta que la fuerza del impacto se agote hasta un nuevo impacto. Con lo que la "masa" volvería a su natural estadio de inercia, si no fuera por ese otro nuevo impacto impulso-vitalizador, que renueva cíclica y dialécticamente el proceso de movimiento y progreso en la sociedad, originándose con éste, otro nuevo ciclo de Cultura y Civilización. Este impacto impulso-vitalizador de la "masa social" en la sociedad de los humanos lo ejerce el Aristos por propia naturaleza. Y en este sentido el Aristos por naturaleza es aquella porción "escogida" de la sociedad, motor de la sociedad.
      Ahora bien el Aristos es tal en sí, en cuanto que por naturaleza ha de ser creador. Al actuar según esto no se traiciona a sí mismo, y por derecho propio le corresponde la categoría de ser cabeza, vértice y centro de la Sociedad de un modo innato y no planificado, y menos aún programado artificiosamente. Lo que le hace ocupar un puesto preeminente en el "status social" al participar por consciencia y sentimiento vital del "valor social"  imperante en un determinado tiempo concreto. Por ello el Aristos es aquel grupo escogido por su exquisita sensibilidad innata, para otear y ventear los nuevos vientos del tiempo futuro. Es más, por esto, será precisamente el elemento portador de nuevas luces, para nuevos tiempos. Este captar y participar anticipadamente de la "valencia" y del "valor social"  imperante ya como embrión para un determinado futuro y ya casi presente tiempo concreto le pondrá en situación, en cuanto dominador de la coyuntura más favorable, de ser dueño precisamente del nuevo "valor social"  determinante de la dinámica de los nuevos tiempos. Y el Aristos es dueño de ese valor social imperante en un determinado nuevo tiempo, en cuanto satisface la necesidad más urgente y vital de una específica sociedad mediante la concepción y creación de un "nuevo valor".
       * Es entonces, cuando se origina una concreta-aristocracia histórica. Por ello el Aristos es germen de aristocratización o amejoramiento de la sociedad en su acción fermentativa, aunque no por esto se ha de identificar con ninguna determinada aristocracia histórica. Así es como se explica el nacimiento de la aristocracia de "sangre"  ya en el Medioevo. Y este es su caso, la cual fue histórica y vitalmente tal, en cuanto que representó y ejerció el valor imperante socialmente en su época al satisfacer la necesidad más urgente y vital de entonces: la del "valor guerrero". Pero, si el Aristos origina una determinada aristocracia histórica, ésta es siempre más intranscendente y limitada que aquél, ya que el Aristos por su propia naturaleza y razón de ser tiende a ser transcendente, y por tanto de siempre y per se algo superior, del que dimana todo fermento de creación cultural y de civilización, ya que por su específica cualidad innata ha de elevar a la "masa social" culturizándola y civilizándola, aristocratizándola en definitiva por causa de cumplir con su tarea primordial.
                                                                              
   – Ya los "Engendrados" vislumbran nacer -      – El soplo de la vida les lleva a nacer -           – Ya "Nacidos" manifiestan el Aristos -     
   Por eso el Aristos está formado por aquellos escogidos desde su engendramiento y posterior nacimiento, que participan en algún modo de un don específico o "carisma" del Espíritu, que el "resto social"  no tiene. Este don en cuanto que por la Naturaleza es dado, para que esté en función del resto de los miembros, que constituyen la sociedad, debe estar por tanto en orden a fermentar y elevar a la "masa social" al comunicársele vital y generosamente a los demás la riqueza exultante del "carisma" característico del Aristos, lo cual hace que la sociedad marche, que ésta no se estanque en un estadio de involución, muerte e inmovilidad, y que a su vez el Aristos se justifique e identifique plenamente en sí mismo al no ser infecundo socialmente por cumplir con su específica misión natural.
      Y sin embargo una determinada aristocracia histórica, que encarna y desarrolla la función eterna del "Aristos" en un determinado momento del tiempo y del espacio histórico, puede desaparecer y morir. Ésta degenera y muere, cuando traicionándose a sí misma deja de cumplir la misión específica del "aristos" al estancarse estáticamente en el cultivo ya rutinario de unos valores, que si bien en un momento histórico fueron vitales, en el siguiente ya no lo son por haber aparecido nuevas necesidades o "valencias" apremiantes; y por ello también determinantes de una nueva coyuntura o circunstancia histórica, en cuanto una nueva situación de hecho, a la que hay que comprender, asumir e iluminar. Es entonces cuando nacerá una nueva aristocracia, que encarne y concretice el "Aristos", y que en definitiva derrocará a la anterior al darse la conquista de éste por los grupos, que dinámicamente supieron evolucionar con la sociedad y estar al tanto de la necesidad más urgente a satisfacer en cuanto "nuevo valor" determinante de otro nuevo y distinto estadio de cultura y civilización, para el que la anterior aristocracia histórica supone ya un lastre a eliminar.
      Es ésta la hora de los avispados y de la Revolución por causa de no haberse dado un adecuado y normal desenvolvimiento rítmico del proceso evolutivo en el conjunto del cuerpo social, originado todo ello por el desfase entre una determinada concreta "aristocracia histórica" anclada aún en los viejos valores de una tradición anquilosada y la gran masa social, que la repudia y no la siente como su "aristos" fermentativo. Éste será el momento del triunfo de las nuevas oligarquías al tanto del reto más específico de su época, por ser entendidas y tenidas como auténticas. Y del ridículo fracaso para las estancadas, que sin cumplir ya ninguna misión social, cerrado su proceso de inflación y degradación, aún pretenden detentar unos derechos, que por ningún concepto les corresponde al no cumplir ya acción vitalizadora alguna del cuerpo social, que al fin de cuentas es el que justifica y mantiene al elemento rector en toda función ordenadora, jerarquizadora y estructurante de la misma sociedad mediante la aportación, que al mismo hace de una jerarquía de valores y  vital criteriología. Misión específica y constante del "Aristos" es ésta precisamente, de la que se desconectó la concreta "aristocracia histórica", que ya está en declive en este momento dialéctico del proceso evolutivo de todo el conjunto del cuerpo social.
      Es, pues, éste el único ángulo, que nos permita hablar de ella con sentido sin caer en lo peyorativo de lo que se pueda entender como lo estéril, rídiculo y anquilosado de una determinada aristocracia histórica. Ridícula por estéril, y estéril en cuanto que anquilosada dejó de cumplir su misión creadora y fermentadora de la masa social, y se dedicó a vivir de las rentas sin aportar ya savia nueva al cuerpo social en su acción de fermento y polarización ejemplarizante.
      Así, pues, podemos decir que las dos notas que determinan a la única vital aristocracia, en cuanto "Aristos", son: Las de la creación y el trabajo en función del conjunto de personas, que integran la Sociedad de los Humanos en el conjunto de los demás seres vivientes, que junto a ellos constituyen la Comunidad de los que vivencian el Ser. Notas que nos la cualifican como la auténtica, diferenciándonosla de la inauténtica por falsa y mixtificada al hacerse ésta traición a sí misma en su actitud de enquistamiento social al autoproyectarse sobre sí misma en una posición castradamente narcisista.
      Condensando en una frase, aristocracia auténtica, plasmación temporal del eterno e intemporal "Aristos" es aquélla, que crea para los demás y para sí por el "trabajo", valor imperante de la evolución humana al momento actual y en todo sempiterno momento, pero no como ansia de acumulación de riquezas y de explotación de la consustancial capacidad laboral humana, sino como actitud creativa y recreativa en la contemplación del valor y el placer conseguido en el propio acto de creación, en el que la persona no se preocupa, sino que se ocupa distendida y placenteramente en el ensimismamiento del mismo acto de crear y de ser creador por naturaleza.
       Ni que decir tiene que a esta aristocracia auténtica de los nuevos tiempos podrán y deberán pertenecer por derecho propio tanto el obrero, el campesino, el profesional de los oficios liberales, como el gestor de lo público en la universal dimensión de la total Comunidad de los Humanos desde su nivel más local al más amplio y general, puesto que esta nueva aristocracia de los tiempos próximos y ya casi acuciantemente venideros ha de encarnar al verdadero "ARISTOS", fermentador continuo de la masa social, en cuanto superador de sí mismo a lo largo del tiempo y en todo tiempo mientras exista el Tiempo, en cuanto creador y consciente propulsor de formas nuevas de vida, civilización y cultura. Esto y ésta es la estrella polar del verdadero Aristos. Nueva aristocracia que esencialmente también se cualifica por su INTEGRALIDAD, en cuanto que no se circunscribe a ningún estamento, ni clase social. Por su INTERNACIONALIDAD, en cuanto que esos valores imperantes de los nuevos tiempos, a los que encarna y sirve, también se dan repartidos a voleo entre los hombres y mujeres de todas las naciones del planeta Tierra y de los otros planetas vivientes sin ser una determinada raza, nación, clase, pueblo o especie la preferida o elegida. Y por su UNIVERSALIDAD, en cuanto que abarca tanto a todas las clases sociales, como a todas las razas y naciones, tomando de entre todas ellas, unas y otras, sólo a los ILUMINADOS, que alumbren y arrastren hasta el arrebato cegador en el acto creador y procreador de nuevas formas de Pensamiento y Vida, ya que los "aristos" por su propia naturaleza son llamas de LUZ VIVA, que hacen que todos los que con ella contactan se eleven a la vivencia de un CONOCIMIENTO más pleno y diferente de todos los otros aquellos que son en el conjunto integrado del Kosmos, en cuanto conjunto de conjuntos armónicamente entre sí simbiotizados en la UNIDAD del Único Conjunto. Motivo por el que los "aristos", porque cumplen una misión creadora ocupan y deben ocupar el lugar, que les corresponde dentro de la SOCIEDAD y del TIEMPO, que a cada generación le haya tocado vivir como esplendoroso y gratuito DON, ya que "nadie enciende un candil, para ponerlo debajo del jergón, ni compra levadura para no vertirla sobre el amasijo, que se ha de fermentar".
      Es finalmente algo peculiar de esta nueva y auténtica aristocracia el que no haya en ella consagrados de añejos blasones, sino el que en ella día a día sus miembros se hayan de consagrar heróicamente, como si el cenit de su SACRALIDAD lo hubiesen de alcanzar en cada instante y para siempre, pese a que de una vez nunca lo consigan de un modo definitivo, puesto que por encima y más allá de todos y cada uno de dichos instantes siempre está y estará la Estrella Polar, que apenas conseguida en su cúspide imantada una vez más se desplaza nuevamente hacia un más alto y pleno vértice.
                             = EL "ARISTOS Y OTRAS CUESTIONES =           
                                                              ¿ Y cuáles son esas otras cuestiones?             
               Pues, entre otras las de también saber que el "Aristos" es Consciencia Universal del Kosmos en su DualUniversoMundo. Es por ello que el "Aristos" no puede ser, ni estar, ni concretarse en la existencia de un determinado partido, iglesia o estado, ya que de estarlo y serlo de ese modo particular y fragmentario le supondría renunciar a lo que de más esencial le define en su propia entidad, que es su consciencia de ser su específica Universalidad Cósmica. Mas esto no quiere decir que en su universalidad y desde su universalidad no abarque ni deje de poder abarcar, comprehenda y subsuma toda la inmediatez de lo particular y concreto en cada parte y lugar del EspacioTiempo, hasta el punto que si el "Aristos" es y se hace "aristos" encarnado en el tiempoespacio es, porque ante todo y sobre todo es y se hace conciencia consciente universal, específica y concreta en la persona  individual e intransferible, que desde su mismo origen conceptivo es concebida biológica y psíquicamente con las características de la universalidad creativa y la potencia generante, que el "Aristos" engendra en las nuevas formas y nuevos contenidos, que determinan nuevos tiempos y nuevos espacios vitales en su consciencia personal y en la conciencia colectiva de cada generación.
              Por ello el "Aristos" es esencialmente contestatario de las viejas formas y de los viejos contenidos, y de todo viejo tiempo y de todo viejo espacio, en cuanto que éstos ya de modo y forma se hacen insoportables ante sí mismos. Es, por esto, por lo que el "Aristos" es esencialmente innovador y revolucionario, incluso de sí mismo, en su acción perennemente fermentativa hasta de sus propios contenidos y formas. Y es precisamente por ello, por lo que el "Aristos" es la Revolución permanente de su propia Tradición, en cuanto su actualizante y siempre permanente elemento fermentativo, sin el cual no sería "aristos". Por tanto el "Aristos" no se comprende a sí mismo sin ser un continuo engranaje fermentador y levadura, que actúa entre la Revolución permanente y la Tradición perenne. Ambas son la cara y cruz de una misma realidad en su actualidad siempre incidente en lo real concreto, universal y absoluta en lo personal, individual y colectivo, a fin de trasformar lo social a modo y semejanza como las olas actúan en el mar frente a la orilla, siempre envolviendo y disolviendo las formas de las arenas que orillean en su permanente y eterno devenir, y al mismo tiempo envolventes y disolventes de sí mismas en el inmenso Universo del Mar océano.

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